En pleno boom el valor de las viviendas en manos de las familias llegó a superar en 9,2 veces el patrimonio financiero
E
l fuerte ajuste que sufrieron los precios de los inmuebles tras el estallido de la burbuja ha mermado el valor del
patrimonio de los hogares españoles, si bien las últimas cifras avalan cómo todavía las familias atesoran mucha más riqueza en casas que en productos financieros. El
Banco de España constata que la riqueza inmobiliaria de los hogares es hoy
3,7 veces superior a la financiera.Factores culturales y sociológicos por un lado y las políticas públicas, por otro, hicieron que en España comenzara ya durante la dictadura a cundir el gusto por la propiedad de vivienda. La revolución del
mercado hipotecario y la entrada en el euro después culminaron el caldo de cultivo para que a partir de finales de los años noventa comenzara a gestarse el boom inmobiliario más duradero de la historia reciente. Además, este fenómeno coincidió con la llegada al mercado de la vivienda de la
cohorte de población más numerosa del siglo, los nacidos en el
baby boom, en edad de emancipación y, por ello, con necesidad de comprar pisos.Todo ello dio lugar a un mercado que tuvo que responder en muy poco tiempo a una demanda de casas desaforada; lo que provocó la escalada de precios más elevada y prolongada en el tiempo de los últimos años. Fueron los tiempos de
“la vivienda es la inversión más rentable, o el ladrillo nunca pierde valor”. Sin embargo, a partir de 2008 y con el estallido de la crisis económica y financiera global todas estas premisas saltaron por los aires. Pero mucho antes de que eso ocurriera España ya lideraba los ranking de países donde más
familias eran propietarias de la casa donde residían, con más del 80%; o se coronaba como la nación con mayor proporción de casas por hogar (llegó a ser de 1,5 mientras que hoy se ha moderado a 1,3).Así, las series históricas que elabora el Banco de España sobre la riqueza inmobiliaria y financiera de los hogares reflejan a la perfección esta situación. Los primeros datos que permiten comparar ambas variables se remontan a 1995, justo antes de que se iniciara el boom.En esa fecha, los hogares españoles contaban con una
riqueza inmobiliaria de 1,1 billones de euros y una riqueza financiera neta de 396.396 millones. La proporción era de tres veces. Hoy, más de 20 años después las familias atesoran 4,57 billones de euros en viviendas, cifra que es 3,7 veces superior a los 1,21 billones que suma su riqueza financiera neta. Pero, ¿cómo se mide una y otra variable?
Métodos de cálculoLa riqueza inmobiliaria, según explican fuentes del Banco de España, se calcula teniendo en cuenta el
parque total de casas, su superficie media y se actualiza año tras año con el precio por metro cuadrado que publican las estadísticas oficiales. Las cifras resultantes, no obstante, se depuran teniendo en cuenta las casas que se incorporan cada año al parque, puesto que los censos solo se realizan cada 10 años, y las que salen del mismo porque son derruidas. Las mismas fuentes admiten, eso sí, que la cifra global de riqueza inmobiliaria no discrimina que parte de esas casas son propiedad de no residentes.En cualquier caso, tal y como reconoce el
catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona Josep Oliver, no hay prácticamente otra manera de medir esta variable. En cuanto a la riqueza financiera, ésta es mucho más sencilla de cuantificar. Consiste en sumar el valor de los activos financieros de los hogares como son el efectivo en cuentas bancarias, los depósitos, las acciones y participaciones en empresas o los seguros y planes o fondos de pensiones, entre otros.Para que la
riqueza financiera sea neta, a ese valor se le restan los
pasivos que son el endeudamiento o préstamos contraidos por los mismos hogares, tanto a corto como a largo plazo; de los cuales el grueso está
destinado precisamente a financiar la compra de casas. La suma de la riqueza inmobiliaria y la financiera neta de las familias es la riqueza total de los hogares, que a septiembre pasado equivalía al
524,7% del PIB.Tanto Josep Oliver como el
director de Coyuntura y Estadística de Funcas, Raymond Torres, coinciden en señalar que este mayor peso de la riqueza inmobiliaria es característico de España frente a lo que ocurre en el resto de Europa, donde los hogares se decantan mayoritariamente por otra clase de activos como son los
fondos de pensiones y de inversión o la compra de acciones en Bolsa.Sobre si es o no saludable que la propoción entre lo invertido en ladrillo sea tan elevada frente a los activos financieros, explican que lo ideal sería diversificar más para reducir los riesgos en caso de crisis. De hecho, la serie histórica muestra cómo a comienzos de 2009, cuando aún las casas no habían corregido sus precios y las Bolsas de todo el mundo ya se habían depreciado como consecuencia de la recesión global, la riqueza inmobiliaria llegó a suponer 9,2 veces el patrimonio financiero neto.
Luis Corral, consejero delegado de Foro Consultores, asegura que lo ideal sería que la riqueza inmobiliaria supusiera el 50%-60% de la riqueza total, “ya que eso supondría no estar sujetos a los vaivenes del mercado y tener liquidez inmediata en caso de necesidad”.Fuente:
La riqueza inmobiliaria de los hogares es 3,7 veces la financiera